lunes, 1 de agosto de 2011

"Álex, una simple vida más" (Capítulo 1)

Capítulo 1

Viernes, siete y media de la maña. Quedan menos de cinco semanas para acabar el curso y en lo único que puedo pensar es en el fiestón que me voy a pegar esta noche y por supuesto la noche del sábado, que siempre es mejor.

Vivo a quince minutos de mi nuevo instituto, y digo nuevo porque es el primer año que estoy allí. Yo llevaba desde los tres años en un colegio privado y religioso; de los que no sales de ellos hasta que tienes suficiente edad para ir a la universidad, llevas un uniforme incómodo y tienes que entrar a una hora puntual porque no puedes faltar a la oración de las mañanas. Convencí a mis padres, cuando acabé la educación obligatoria, de que me cambiasen al instituto en el que ahora estoy y fue la mejor decisión de toda mi vida. La gente es alucinante hasta el más raro está completamente integrado y eso hace que nos llevemos todos bien y seamos una enorme pandilla.
Miro el reloj son las ocho menos veinte y tengo que salir a las ocho de mi casa si quiero llegar a tiempo a filosofía, me levanto de un salto de la cama y me pongo un chándal, ya que tengo educación física a cuarta hora, hago la cama, me lavo la cara y me voy directo a la cocina. Allí está mi madre dándole de comer a la bola de pelos obesa que ella llama gato.
- Alex, vas a llegar tarde.- Me advierte con su mueca de: "vas a suspender todo, estas faltando demasiado a clase". Yo la miro con mi cara de "estoy completamente seguro de lo que hago" y le digo que me sobra tiempo aún no estando muy seguro de ello. Abro la alacena y cojo unas cuantas galletas mientras me bebo de golpe un vaso de zumo, cojo una manzana del frutero y me dirijo a mi cuarto mientras engullo las galletas. Cuando termino cojo la mochila y meto dentro la manzana, me lavo los dientes y salgo para el instituto mágicamente a las ocho en punto.
Mientras voy caminando hasta el instituto y escuchando la música de mi ipod me pierdo pensando en que me falta casi un tema entero de apuntes de química y tengo dentro de una semana exacta el examen, seguramente lo suspenderé. Pero siempre puedo poner un puchero y pedirle en el recreo los apuntes a Ana  y fotocopiarlos.

Ana es una de las chicas con las que mejor me llevo de mi clase, empezamos a hablar a las dos semanas de empezar el curso ya que ella se sentaba siempre a mi lado en  el laboratorio de biología. Después de unos meses y de tomar confianza me enteré de que lo hacía porque el profesor de biología se pasaba las clases alabando mis apuntes y ella como buena empollona quería aprender del mejor. Cuando me enteré me dio tal ataque de risa que se asustó, lo que nadie sabe es que mis apuntes son caóticos de tanto ordenarlos. Intento clasificar cada apartado y cada definición de manera casi obsesiva que acaba siendo un monumental lío de puntos, asteriscos y colores, y luego tengo que alejar de mi el estuche y volver a pasar a limpio todos los apuntes con un solo color para que parezca biología y no un ejemplo de manía obsesiva. Pero quitando biología, matemáticas e inglés el resto de mis apuntes si existen son un asco.

Llego a las ocho y algo más de y diez a la puerta del instituto, entro tranquilo y sin preocuparme de buscar a nadie ya que no suelo ver a ningún conocido hasta llegar al pasillo de bachillerato. Subo las escaleras una a una lamentándome por no haber dormido más. Al llegar a la clase están la mayoría de mis compañeros en la puerta y en el pasillo que rodea a esta, los saludo con un cansado "hola" y entro buscando un sitio libre en la fila más alejada del profesor. Encuentro en las filas de atrás un sitio libre al lado de Gabri, con el que llevo compartiendo banca prácticamente todos los días desde que ingresamos al instituto y también es mi primer amigo aquí, me siento a su lado y lanzo la mochila al suelo mientras lo saludo y automáticamente me recargo sobre la mesa esperando y rezando porque la profesora de filosofía  no falle en sus diez minutos de cortesía de siempre.

Las dos primeras horas transcurren lentas, cosa que no varía ni en viernes, y los chicos nada más sonar el timbre del primer recreo empiezan a preguntarme sobre los planes para esta tarde. Yo me encojo de hombros y les digo que lo de siempre unas cervezas y un par de futbolines que hoy es viernes y como mucho saco de hora hasta las una, ellos asienten satisfechos y se dispersan para ir al servicio o a la cafetería sabiendo que en cinco o diez minutos los veo en el mismo banco de siempre.
-¡Alex! Tío, tienes una pinta de zombie que asustas.- Este es Nano o Fer, es el tío con quien mejor me lo paso en clase, mi cómplice y también el que más se mete conmigo.
Yo lo miro con mi cara de muerto viviente y le doy un bocado a la manzana, mientras lo mastico me dedico a mirarle fijamente y el se empieza reír claramente de mi.
-         ¡Cállate!- le digo - Tú no has tenido que estar hasta las dos de la mañana haciendo problemas de genética de segundo de bachillerato porque el inútil de biología piensa que los haces demasiado bien.- Y sigo andando con aires de falso enfado esperando su nuevo chiste. Fer se ríe y me da un suave e irritante golpecito en el lateral de la cabeza.
-         Claaaaro como el listillo no hace sudokus sino que se pone a hacer problemas de genética en la playa.-
-         Tú di lo que quieras pero en mis manos está que apruebes el examen de genética y como sigas así no te pienso explicar nada.- Lo amenazo y adelanto el paso para saludar a Álvaro.

Álvaro es el chico estrella del bachillerato de humanidades, lo conocí gracias a Ana, que es su mejor amiga. Me lo presentó una tarde que quedamos para ir a un pequeño café llamado Bohemia en el cual hacen recitales de poesía y de vez en cuando tocan algo de música en vivo. Álvaro para que me entendáis es el perfecto bohemio torturado, su novia estudia en un internado en París desde hace un año y el se pasa los días lamentándose por las esquina y con cara demacrada mientras escribe absurdos poemas empalagosos. A parte de eso solo sabe hablar de literatura, teatro, cantautores o por supuesto sus sentimientos. Es adorable para que vamos a engañarnos pero en altas dosis resulta cansino, se me olvidaba también es bastante guapo. Es mas alto que yo rondará el metro ochenta y está bastante bien formado del baloncesto pero lo que más atrae de él son su carita de muñeco con sus alargados ojos aguamarina, su pelo chocolate revuelto y su boca. ¡Dios, su boca! Sus labios son carnosos y rojos y tiene las paletas un poco separadas dándole un gesto dulce y aniñado. Antes de conocerlo cuando lo veía por los pasillos ¡me volvía loco! pero al conocerlo se deshizo el encanto, demasiada azúcar.

-¡Hola!- Álvaro me abraza por los hombros y me saluda efusivamente, es demasiado cariñoso cosa que no me molesta pero no puedo evitar pensar que es demasiado cariñoso conmigo. Hasta Gabri y Fer me lo han comentado medio en broma medio en serio. Yo le devuelvo el saludo con una sonrisa y él me dice que soy el chico de la eterna sonrisa, y es verdad siempre suelo estar sonriendo y de buen humor y es que mejor sonreír que dejar ver que la mayoría de las veces no sientes absolutamente nada.
Entre bromas seguimos hablando y se nos unen Ana y Fer, seguimos todos juntos hasta que suena el timbre y tenemos que volver para dar clase de biología.

Al pasar por la puerta de uno de los bachilleratos de sociales, sale Jose uno de los tíos con los que mejor me llevo en el instituto. Es un poco heavy y bastante mujeriego pero demasiado buen tío y a su lado están sus tres amigos con los que hacen la pandilla heavy del instituto. A su derecha está Sergio un chico insufrible, feo y desgarbado que solo abre la boca para dejar en ridículo a la gente; a su izquierda Martín un chico bajito, bastante normal pero el mejor tío que te puedes echar a la cara y a la izquierda de este está Bruno.

Bruno, es mi sueño hecho realidad por lo menos si llega a ser como yo lo he idealizado. No he cruzado nunca más de dos palabras con él pero sumando lo que veo y se de este mi ecuación ha salido igual a mi tío ideal. Es más alto que yo al igual que Álvaro rondará el metro ochenta, rubio de pelo por los hombros ondulado y sedoso (el pelo con el cual sueña cualquier chica) y lo mejor de todo está buenísimo porque según Jose se entrena en un gimnasio todos los días. Pero hay bastantes inconvenientes con él, el primero que es totalmente y recalco totalmente hetero y el segundo que es tan callado que asusta hablarle. Pero en fin soñar es gratis ¿no?

"Álex, una simple vida más" (Prólogo)

Prólogo

A veces sueño que me ahogo como si estuviera encerrado en un tanque de agua con una cadena al tobillo que me atase al fondo. El aire escapa lentamente de mis pulmones y yo puedo ver todo a través de los cristales, veo una calle repleta de gente que no se detiene que no se alarman de ver a alguien ahogándose delante de ellos porque están demasiado ocupados y ensimismados en ellos mismos. Cuando veo las ultimas burbujas de aire salir por mi nariz y flotar hasta la superficie permanezco unos minutos en completo silencio y paz hasta que un fuerte dolor me invade los pulmones y me despierto de golpe. Es curioso como en las películas los personajes se despiertan saltando y gritando de un mal sueño, pero yo me despierto con un simple y fuerte parpadeo y con las pulsaciones ligeramente aceleradas. También  es cierto que yo soy algo menos sensible que los demás o eso creo, porque soy capaz de permanecer tan sereno en tan difíciles situaciones que me llego a asustar de mi mismo o quizás es que soy un total inexperto en las emociones o puede que yo sea algo difícil de educar en el campo del sentir. Suelo culpar de todo esto a que tengo una vida fácil y feliz.
A mis dieciséis años soy estudiante de ciencias para la salud en un prestigioso instituto público, mi media ronda el siete y el nueve dependiendo mi nivel de pasotismo en el curso. No soy tremendamente listo y no, no me copio, lo único es que si me muestran como se hace algo o me repiten la misma verborrea un par de veces soy capaz  repetirla y aprenderla como un autómata. Cuando quiero darme cuenta  he terminado un examen de matemáticas  sin tener ni idea de lo que he hecho y saco un ocho, nada mal para no saber ni lo que estoy haciendo, y lo curioso es que no se me suelen olvidar los temarios de las asignaturas. Algún día mis padres me confesarán que soy un androide fabricado con su material genético y algo defectuoso (por eso de ser un robot y no sacar más de un ocho). Aparte de mi extraña capacidad de aprendizaje soy el hermano pequeño de tres, mi hermano mayor Carlos y mi otro hermano Nacho, ahora y desde hace como tres años nos llevamos de maravilla pero cuando mis hermanos mayores estaban pasando la edad del pavo no nos matábamos gracias a que mi padre nos daba un par de ostias a cada uno. Mis padres son bastante clásicos, siguen casados después de casi treinta y un años, son católicos apostólicos y romanos y por supuesto de derechas. Mi padre es un prestigioso traumatólogo cirujano y mi madre a pesar de estudiar magisterio es ama de casa y "maruja" a tiempo completo. Y el resto de mi gran familia son copias de la mía con distintas variantes.
Mi relación dentro del clan al que pertenezco, o familia, es buena dentro de lo que cave y no lo seria tanto si no fuera por mi costumbre de no decir nada a no ser que me pregunten, algo que aprendí a base de palos. Soy algo así como la oveja negra dentro de una familia tradicional ya que tengo fuertes ideales políticos pero aborrezco los partidos actuales, soy friqui, roquero y/o heavy (en gustos musicales), liberal, agnóstico y como no para aliñar el asunto bisexual o gay (todavía no lo he pensado).
No tengo problemas en admitir mis inclinaciones religiosas, políticas, sexuales... pero como nuca cuento nada personal a no ser que pregunten y nadie ha preguntado pues nunca he tenido que confesar.
El resto de mi vida es más simple, soy sociable y "metible", como dicen mis amigos, que es algo así como que cada vez que abro la boca suelto semejante tontería que ya puede durar la broma años porque no pierde la gracia. Y bueno a parte de eso soy del montón: muchos amigos, no ligo nada, odio estudiar y suelo pasar los fines de semana de fiesta con mis amigos y bebiendo cerveza.
Mi único problema, que a pesar de tener dieciséis años solo me quedaba un curso para terminar el instituto (soy de los que cumplen a finales de año) y bueno después de haber rechazado rollos estos años anteriores, por fin tenia ganas de experimentar algo en el campo sexual (para que vamos a engañarnos) y bueno a raíz de eso también andaba algo salido. Pero que se puede hacer cuando de repente, y después de años grises sin nadie que lograse llamar mi atención, me veo rodeado de personas que aunque sea un poco me pueden interesar.